IDIOMA     

LAS MASÍAS DE CATÍ

       Decirle a una persona "masover" era para algunos sinónimo de ignorante. Nada más lejos de la realidad. Es cierto que muchos de los masoveros, por cuestiones evidentes no pudieron acceder a los estudios primarios. No pudieron por tanto aprender a leer y escribir. Pero de ignorantes, nada. Ningún tratamiento despectivo y peyorativo, más bien todo lo contrario, respeto al máximo por una forma peculiar de entender la vida que marcó positivamente la historia de nuestro pueblo, de la comarca y de nuestro país. Vaya esta página web en su homenaje.
 

 

Masía de la Costereta, del Rey, Cremat y de Jovaní

 

1.- Las masías de Catí:

       En nuestro pueblo, a diferencia de otros términos, la mayoría de las masías eran de reducidas dimensiones. Son muchas las partidas, caminos, fuentes, barrancos, ramblas que llevan el topónimo de la masía más próxima o más importante de la zona.

       El número de masías del término de Catí no fue excesivo (unos 80 caseríos en los tiempos de apogeo) sobre todo si lo comparamos con otros pueblos vecinos: Morella (365 masías, una masía por cada mes del año), Ares ( 160 caseríos), Benasal (175 caseríos). La masía representaba todo un modo de vivir.

      Las masías del término de Catí podemos agruparlas en dos grandes zonas separadas por el Barranco d'Almaçà  (o de la Masà o de la Serp).

- Masos de la Font de Catí (Espadella, Hostal del Maestre, Mas de Eixemeno, Puig Cabrer, Torreta).

- Masos de la Vall (Sant Vicent, Mas de la Serra, El Gatellà, El Pilar, Mas de Segarra).

    En total eran unos 80 caseríos, la mitad de cada una de las zonas mencionadas. Con la llegada de la segunda mitad del siglo XX comenzaron a ser abandonados la mayoría de los caseríos comenzando un proceso de emigración hacia el pueblo, hacia Cataluña, Castellón y Valencia. Esta emigración se acentuó principalmente después de los años sesenta. Actualmente sólo una docena de las masías permanecen ya habitables (algunas reconvertidas para el turismo rural en viviendas para pasar las fiestas y los fines de semana).

 

Pulsa sobre el número para entrar en cada una de las masías

 


Para ver la fotografía de cada una de las 75 masías,  pulsa sobre el número en el mapa o sobre su nombre

 

MASÍAS DE LA FONT DE CATÍ

NOROEST

NORD

NORD-EST

CENTRE-NORD
1.- Eugenio 10.- Nadalet 19.-Corral de la Bassa 29.- N'Adella
2.- Tossalero (Farola) 11.- Rambles (Camasses) 20.-Eixemeno de Dalt (Barranqueros) 30.- Ombrietes
3.- En Ramon 12.- Collet 21.- Eixemeno de Baix 31.- Rabosa
4.- Espígol 13.- Hostal del Mestre 22.- Viuda 32.- Coma
5.- Blai 14.- Hostalet del Roig 23.- Caguela- Teuleria 33.- Puig
6.- En Torres 15.- Jovaní 24.- Deveseta 34.- Quints
7.- Font de Dalt 16.- Venta l'Aire 25.- En Figuera 35.- Cabrida
8.- Font de Baix 17.- Antolí 26.- Costereta 36.- Torreta
9.- Jota 18.- Espadella 27.- Puig Cabrer  
    28.- Corral Nou  

 

MASÍAS DE LA VALL DE CIRERS

SUD-EST

CENTRE-SUD

SUD

SUD-OEST

OEST

37.- Sant Vicent 45.- En Serrut 52.- En Bono 60.- Vell 67.- Gatellà
38.- Borrós 46.- Roblasco 53.- Vell de la Piga 61.- Racó 68.- Macipona
39.- Monfort 47.- Costereta 54.- Nou de la Piga 62.- Venta Gabino 69.- Portapà
40.- Del Vent 48.- Traver (Donís) 55.- El Pilar 63.- Olsina 70.- En Ferrer
41.- Marin 49.- Conill 56.- Na Rabades 64.- Cremat 71.- Fontanella
42.- Pedrafita 50.- Sofondo 57.- Segarra de Dalt 65.- Rei 72.- Toni
43.- Ombrieta 51.- Povets 58.- Segarra de Baix 66.- Jaume Vicent 73.- Ferrer
44.- Corral de l'Esquerrer   59.- Evaristo   74.- Serrà
        75.- Serra

NOTAS.-

- El Mas de la Moleta Rodona, aunque orientado a la Vall de Cirers, pertenece al término de Morella.

- El Mas d'En Runa está dentro del término de Tírig.

- Otras masías que están muy relacionadas con Catí no se han incluido por estar situadas en otros términos municipales:

        - Les Covetes, Salvassòria, Maset de Lozano, Gibalcolla, La Llècua, Torrepicó (Morella)

        - La Morellana (Tírig)

        - Mas d'En Selma (Albocàsser)

        - Hostalet (Vilar de Canes)

        - Mas de la Belluga (Ares)

 

2.- História de la masía:

         La masía fue durante muchos años el centro de la vida del pueblo. Todo giraba alrededor de ella. Aunque, teniendo en cuenta su decadencia, la masía forma parte de la historia de nuestro pueblo, de nuestro país y del mundo rural mediterráneo. La masía tiene raíces medievales y adopta estructuras y actitudes diversas según la situación peculiar en cada caso. No podemos olvidar la importancia de esta forma de poblamiento disperso que ha ido evolucionando y que ahora se encuentra en grave peligro de extinción (si no es que ya lo está definitivamente). Podemos decir que cada masía que perdure en nuestros días es una página abierta a nuestra historia e identidad.

 

Masía de Antolí, una de las masías con más historia

     

        En las comarcas del norte de nuestra Comunidad Valenciana, donde se encuentra Catí, y en particular en las comarcas de Els Ports de Morella y en la de l'Alt Maestrat, las masías tienen su origen en el proceso de colonización que, en un medio casi despoblado, hicieron los repobladores cristianos, principalmente aragoneses y catalanes en los siglos XIII y XIV después de conquistar las tierras a los árabes. El señor feudal fraccionaba las tierras conquistadas para obtener así mayores beneficios económicos. Recordemos que la Carta de Repoblación (Carta Puebla) de Catí fue concedida por En Blasco de Alagón a Ramón de Bocona y a 40 pobladores más el 25 de enero de 1239 (ver https://www.catimenu.com/cartapuebla.htm ). Parte de estos pobladores serían los de los pueblo y parte los masoveros. Por otro lado el pueblo y todo el término de Catí quedaron ligados desde antes de la Concesión de la Carta Puebla al castillo y la villa de Morella. Este vínculo se mantuvo durante casi cinco siglos hasta la concesión de la segregación de Morella el 9 de febrero de 1691 (1239-1691). Las masías tuvieron su periodo de apogeo alrededor del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX.

 

La Torreta, edificio más alto, (en la masía del mismo nombre)

 

  La Guerra Civil Española marcó un antes y un después en la historia de las masías. Tras el comienzo de la Guerra (18/07/1936) y sobre todo durante la estabilización del frente por Els Campanarets y el Tossal de la Nevera muchos habitantes del pueblo, como Mossèn Joan Puig, se refugiaron en las masías para protegerse de las persecuciones políticas y los bombardeos. La mayoría de las masías fueron saqueados. Robaron los machos, las gallinas e incluso las puertas. Pasada la Guerra, cuando las masías empezaban a recuperarse, sucedió el fenómeno de los maquis, guerrilleros en contra del sistema y que se refugiaban en las masías soñando con la derrota del régimen de Franco y la vuelta de la República. Los masoveros se encontraron entonces entre dos fuegos, el de la Guardia Civil que perseguía a los guerrilleros y el de los maquis que los extorsionaban. Algunas masías cerraron temporalmente, otros de forma definitiva y hubieron incluso muertos.

    Los masoveros recibían la tierra en alquiler a cambio de una renta o en especies a pagar al propietario y con la obligación de cultivar las tierras y darle inicialmente una parte importante de la cosecha y más adelante su equivalente con dinero (diezmo ). El masovero no era el propietario de la finca pero disponía libremente de su explotación. Caso de querer abandonar el masovero antes del final del contrato éste tenía que pagar a su propietario una cierta cantidad pecuniaria de penalización (redención).

   La masía era una edificación rural, una unidad aislada del territorio, una forma de poblamiento diseminado, ligada siempre a una explotación agrícola o ganadera de tipo familiar, la mayoría de los casos alejada de la población y con comunicaciones difíciles debido a una orografía accidentada (Mas de la Serra) y unos medios de comunicación muy deficientes sobre todo en los caseríos más alejados del pueblo o de las vías de comunicación (Mas d'Eixemeno, Puig Cabrer, etc ...). Las masías se sitúan en los lugares con agua suficiente (Mas de la Font, Mas de la Serra ...) y con tierras más o menos cultivables.

   En las masías vivían los masoveros, tanto los propietarios como los que estaban de medianeros (arrendatarios). La familia de masoveros eran una unidad de producción y de consumo, siguiendo el tipo de economía tradicional del mundo rural de la época; con una vida más dura que en el pueblo dado que las condiciones eran más extremas.

 

Mas de Puig

          

   La masía se convierte en una realidad económica y social. Es concebida como una unidad de explotación agrícola familiar basada en la producción de cereales (trigo, cebada, avena, maíz ... etc) con el complemento necesario de la ganadería (ovejas, cabras, cerdos, vacas, aves, etc .. .). La ganadería y la obtención de la lana, en el caso particular de Catí tuvo una gran importancia sobre todo a partir de los privilegios concedidos a las aldeas de Morella (donación de Salvassòria y Vallivana en 1241, Tribunal del Lligallo en 1240, Privilegio del herbaje en 1274) y con el gravamen impuesto a las lanas inglesas en 1300. Todo ello unido con el establecimiento de redes de comercio entre las tierras de la Corona de Aragón y las italianas (Florencia, Toscana ,. ..) hicieron que las lanas de Catí y las de la comarca de Els Ports y Maestrat fueran más competitivas y experimentaron una extraordinaria demanda que benefició al pueblo de Catí, también a los masoveros. ver https://www.catimenu.com/pelaires.htm

 

Rebaño de ovejas en el Mas del Gatellà. El más importante comercio de la lana base de la prosperidad de Catí durante los siglos XIV a XVI.Al fondo se aprecia la barraca de Tomàs de Generosa (1946)

 

          Pero las masías no podían ser autárquicas, es decir autosuficientes, no podían existir por sí mismo. Necesitaban el pueblo donde los masoveros intercambiaban o vendían sus productos y compraban el vestido, calzado, herramientas del campo y podían acceder a algunos servicios necesarios (médico, cura, veterinario, practicante, etc ...).

       

 

Casa de la Farola (Mas de Tossalero), propietad de los familiares del Barón de Casablanca

   

      A principios del siglo XX el principal terrateniente del pueblo y propietario de masías era el Barón de Casablanca (Enrique Bosch), casado con Dª Jacinta (la Farola). Entre otras masías eran suyas el Mas de En Figuera, la Costereta, etc ..., poseía toda la zona del Balneario del Avellà, Fonda y Casa de Baños incluidas, casas en el pueblo (Casa Miralles y Montserrat) así como importantes fincas en Vinaròs y Benicarló. De todas estas posesiones sólo queda en el pueblo, poco más que la Casa de la Farola (Mas de Tossalero) del Balneario del Avellà.


3.- La casa de la masía:
        

       La base de la masía era normalmente cuadrangular o rectangular. En la planta baja se podían encontrar la entrada principal (donde se solía situar el carro), una habitación con un hogar, un amasador, una cocina, etc ... También en la primera planta podíamos encontrar el corral del ganado, la bodega o celler, con los cupos, prensa, toneles, botas, etc. A veces había una segunda puerta de acceso a la parte de atrás que comunicaba el corral con el exterior.

          El primer piso estaba destinado al alojamiento de los masoveros con una distribución de habitaciones diferentes según las necesidades de cada familia. En algunos casos encontramos una segunda planta donde estaba la azotea, para guardar las cosechas de almendras, aceitunas, maíz. También se colgaban los embutidos en cañas con el fin de secarlas. También podemos encontrar un espacio para la cría de conejos, perdices, gallinas u otras aves.

         Algunas masías presentaban estructuras anexas para guardar las herramientas de trabajo agrícola, almacén de leña, cosecha, paja (pajar), lavaderos, etc ...

         El material utilizado para la construcción era la argamasa, mezcla de cal, agua y arena. En la construcción de las paredes se empleaba la piedra caliza, tan abundante en el entorno. Las plantas de la casa estaban formadas por una serie de vigas (viguetas) de madera de melis situadas paralelamente a una distancia de unos 50 cm. sobre los que se colocaba un cañizo y argamasa. Si había que hacer obras en la masía, los masoveros también participabanen  una buena parte. Si eran importantes, cerca de la casa hacían un horno de cal y cogían piedra caliza y por calentamiento la convertían en cal que utilizaban para rebozar las paredes internas de la casa. También con la cal pitaban todos los años las paredes de la casa como medida higiénica y decorativa.

 

     La mayoría de las masías tenían la fachada principal orientada hacia el sur para tratar de aprovechar al máximo las horas de sol y evitar los vientos fríos del Norte / Oeste sobre todo el cierzo, viento predominante en todo el término. Se construían aprovechando las abundantes rocas calcáreas del terreno. La cubierta se construía con un entramado de vigas de madera colocadas de forma perpendicular a la fachada. En los dinteles de la puerta y de las ventanas se empleaba la piedra picada. El tejado, a dos aguas, con teja árabe de Traiguera, se construía con las canalizaciones para aprovechar el agua de la lluvia que se guardaba en cisternas. Algunas masías disponían de un pozo o noria. De todas formas el clima muy irregular a lo largo del año hacía que en numerosos períodos de tiempo seco tuvieran que desplazarse suficientemente lejos de la masía para buscar el líquido elemento.

   

 

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La distribución y organización responden ante todo a criterios funcionales

 

       

 

    En aquellas edificaciones de arquitectura rural donde la cubierta está hecha con teja árabe, como las casetas y todas las masías, es habitual aprovechar el agua de la lluvia conduciéndola hasta una cisterna.

    Para este fin se hacían las canalizaciones en los tejados que podían ser construidas con las mismas tejas, haciendo una canaleta con piedra picada o sencillamente con losas de piedra.

Estructura de una masía de tres plantas

 

 

   La mayoría de las masías no tenían más de dos plantas. En la planta baja estaba la entrada, el corral del macho, la cocina, el hogar del fuego, el comedor, el horno y la bodega. Las habitaciones estaban en el primer piso. Algunas masías en la parte alta tenían una falsa o dependencia donde guardaban los productos del campo (almendras, aceitunas o los productos de la matanza), un granero. y un salador Todos tenían corrales o casas anexas para guardar las herramientas del campo y el ganado y animales de corral.

        - Entrada: Parte de la casa donde se ubicaba el carro, herramientas de labranza, etc ... Se trata de una dependencia grande que permite almacenar la producción de las cosechas y que en algunos casos se utiliza como granero provisional. En la actualidad se suele situar el tractor y las herramientas fundamentales del campo. La parte donde se sitúa la puerta de entrada podía tener una viga de madera llamada solera para servir de refuerzo.

       - Cocina: Parte de la masía donde se prepara y se cuece la comida. Normalmente disponía de un hogar para calentar y preparar las comidas y donde giraba toda la vida de la comunidad. La mayoría de cocinas disponían de un horno. También podemos encontrar otros objetos como las tinajas, cuezo, alfarero, para depositar y almacenar objetos

       - Corral: Zona del mas donde se situaban las aves domésticas como las gallinas o también se podían situar las conejeras. Esta parte de la casa solía no tener techo y las paredes se construían con piedra en seco, sin argamasa.

        - Pocilga: Parte de la casa para la cría de los cerdos. Solía ​​estar un poco separada del corral y de la cuadra. Para la matanza del cerdo utilizaban algunas herramientas características como la caldera para hervir cebolla, la piedra pómez, la maquinilla de trinchar, la maza, los barreños, etc.

      - Azotea: Zona del mas situada en el primer o segundo piso que permitía guardar o almacenar productos del campo (maíz, trigo, uva, cebollinos, etc ..)

      - Pajar: Lugar para guardar la paja (alimento para el macho y rebaños) así como las herramientas básicas para labrar: guarnicionería, saria, horquillas, collar, cojinetes, Singles, reata, forzado, cuñas, vertedera, trilladora, acarreadores, banastos, etc ... Solía ​​estar orientada al SE / SO para permitir una correcta aireación y luminosidad.

 

Abrevadero del Mas d'Eixemeno


 

Hogar de fuego del Mas Vell. La hogar de fuego era el centro de reunión de todos los masoveros.

 

     

 Un lugar que no faltaba en ninguna masía es un buen hogar con chimenea donde cocinaban, se calentaban, hacían conserva y se reunían para charlar un rato o para hacer algunas tareas individuales o colectivas (hacer queso, coser, pelar mazorcas, etc. .). Podemos decir que alrededor del hogar giraba toda la vida de la casa.

Algunas masías con viña disponían además de lagar y espacio para guardar los toneles y botas. Prácticamente todos los caseríos tenían una era para trillar, un granero, un pajar y un estercolero.

 

Balsa del Mas de la Cabrida

 

        La ropa se lavaba en fuentes, pozos, charcos y balsas con la ayuda de los machos para realizar el transporte. Se lavaban en picas y se bañaban en balsas o lavaderos. Se iluminaban con velas, candiles de aceite o más adelante carburos. Hasta bien entrado la segunda mitad del siglo XX la mayoría de masías no disponían de electricidad ni de agua corriente. Cuando, bien avanzada la segunda mitad del siglo XX llegó la electricidad y el agua corriente era ya demasiado tarde, la despoblación había dejado la mayoría de las masías deshabitadas.

 

Pozo del Mas d'En Bono
 

4.- El horno de pan:

 

Horno de pan (Mas de Puig)

 

 

Mas d'Eixameno de Baix

 

El pan era un alimento importante, hacerlo una necesidad

  

   De los muchos complementos que pueden acompañar a una masía el horno de pan era un lugar especial. En un horno se solía cocer el pan de varias familias. Las masías más grandes y más alejadas de los pueblos solían tener panadería, algunas veces se trataba de hornos comunales. El origen de los hornos de pan puede ser musulmán. Su construcción requería hacer una media bóveda de piedra. El fuego se hacía dentro del mismo horno donde posteriormente se cocía el pan, calentando el interior con rama encendida que rápidamente había que limpiar y quitar la ceniza para poder cocer el pan en el interior.

 

El pan de trigo, alimento por excelencia del masovero

          

         

     La mayoría de las masías disponían de un horno de leña donde cocían el pan, que luego iba a la pastera.

     Al amasador se encontraba la pastera, que era de madera, el cedazo para purgar la harina, la creixidera para cortar la pasta, algún plato, el cante de agua, el saco de harina y la sal. En la patera se metía la harina, habiéndola pasado antes por el tamiz, para hacer la harina más fina y sacar algún carcoma que se solía meter. Se hacía un poco de base con la harina, que se medía con un plato, se metía agua del cante, levadura y sal, y se iba amasando con las manos. Una vez hecha la pasta, se dejaba reposar en la patera tapada con un trapo. La tapa de la patera tapaba por arriba. Una vez hecha la pasta se iba cortando en trozos con la crecedora, encima de una mesa, se apretaban con las manos redondeándose con forma de pan y poniéndolos en un cajón de madera donde acababa de fermentar. Los ponían al horno a cocer y los cortaban con un cuchillo bien afilado y poco a poco se iba cociendo el pan.
 

 Un caso especial era la masía de montaña. Esta era más pequeño que la del llano. El tipo de explotación se dedicaba más a la ganadería que a la agricultura, la explotación forestal y la obtención de carbón vegetal. Los cultivos eran básicamente para la subsistencia de las personas que componen la unidad familiar de la casa y para complementar la alimentación de los animales.

 

Masía de montaña. Mas de la Serra. Observar la nevera en la parte superior.

La masía, orientada de cara al sur está protegido por la montaña de los vientos  fríos del Norte

 

5.- Productos de la masía:


   Los productos principales de la casa eran el trigo (para hacer el pan de casa), la cebada, la alfalfa, la avena y el maíz (para los animales), las patatas y las legumbres. También sembraban coles y remolachas para los animales. La viña daba uva para comida y vino para hacer moscatel. También aprovechaban los árboles frutales (manzanos, perales, cerezos, melocotoneros, higueras .. que ponían en conserva. Las masías principalmente de la zona baja del término tenían plantadas olivos para la obtención del aceite. Las molían en el molino de Gabriel Miralles, de Catí o en el de Xert o de Albocàsser. Con la helada de 1956 la mayoría de los olivos fueron reconvertidas en plantaciones de almendros. las frecuentes heladas del fruto del almendro y la bajada de precios hicieron que muchos de este arbrers frutal se arranca y se reconvirtieron nuevamente en olivos, bosques de pinos o en plantaciones de carrascas truferas. la trufa constituyó también en la segunda mitad del siglo XX un suplemento en los ingresos económicos de la masía en algunos casos verdaderamente importante. También ponían colmenas para la obtención de la miel y obtenían el carbón talando las carrascas del bosque.

 

Plantación de carrascas micorrizadas (truferas) a la Vall de Cirers

 

Buscando la trufa (Mas Vell)

 

    En cuanto a los animales se criaban cerdos para venderlos o hacer la matanza. Los jamones se solían vender pero se guardaban los hombros (espatles). Todo el resto del producto de la matanza del cerdo era aprovechable (morcillas, longanizas, tocino, magros, etc ...). También criaban pollos, conejos y gallinas para obtener los huevos que vendían y consumían en ocasiones especiales (merienda de Sant Martí ...). Ampliación sobre la matanza en https://www.catimenu.com/matanza.htm

         El pastor y el rebaño:

      

    Un caso especial era el de los ganados siendo la profesión de pastor una de las más importantes. Todas las masías tenían un rebaño mayor o menor (de ovejas y / o cabras). Predominaban los rebaños de cabras ya que se adaptaban mejor al terrenos abrupto y al clima frío del término de Catí. Los rebaños obtenían la leche con la que elaboraban el queso, requesón y cuajada. Guardaban la piel y la lana que vendían a los comerciantes. La carne (corderos o cabritos) la vendían a los carniceros del pueblo.

    El verano es cuando trabajan más los pastores porque intentaban aprovechar toda la luz del día para que las cabras pudieran pastar el máximo de tiempo posible. Los masoveros trabajaban de "noche a noche"; salían pronto para llegar a las cabras cuando despuntara el día y estaban con ellas hasta que oscurecía. Cada día cambiaban el recorrido para no agotar las reservas de hierbas. Tenían 7 u 8 lugares donde pastar y procuraban ir sólo una vez por semana a cada uno. En verano pastaban en las partes altas de la masía, mas frescas y que conservaban mejor la humedad, mientras que en invierno iban a partes bajas más cálidas y a lugares más cercanos  y también recogían cebada y se reservaban las encinas y los olivos que tenían en la finca de la masía para cuando nevaba. En invierno tenían pastos suficientes para su rebaño, pero otros caseríos más pequeños o con rebaños muy grandes, tenían que hacer trashumancia, en verano a zonas más altas, más frescas y húmedas y en invierno  hacia zonas más bajas, es decir, más cálidas, donde podían guardar las cabras cerca de los pastos .

    Los rebaños eran sobre todo de cabras  porque era el animal que se adaptaba mejor a las características geológicas y climáticas del término. La cabra se adapta mejor que la oveja al frío, a la nieve, al terreno rocoso y abrupto y en las reservas de pasto en invierno y cuando está nevado. Más minoritariamente, también habían rebaños sobre todo de ovejas, de vacas y bueyes.

     El número de cabras de cada rebaño oscilaba entre los 80 y los 200 y variaba según el capital humano de la casa. El momento que tenían más ganado es cuando los hijos eran adultos. Al casarse el hijo pequeño y una hija, éstos tenían que marchar porque la masía no era suficiente para las dos nuevas familias y los hijos que aún quedaban en la masía, pero a la vez, como que disminuía la mano de obra se vendía una buena parte del rebaño. Con el rebaño de cabras se llevaban también algunas ovejas para el autoconsumo. Si aumentaba mucho el número de ovejas, debían partir el rebaño en dos y pastar por separado; las cabras son más listas y van por los altos, de modo que sueltan piedras que caen sobre las ovejas y las podían malherir.

    El pastor conocía muy bien su rebaño. A pesar de llevar más de un centenar de cabezas podía diferenciar con un nombre a cada animal.

     El objetivo económico era la cría de cabritos o corderos, para venderlos por la carne a los carniceros del pueblo. Los mataban bastante más tarde que ahora. Al alimentarse sólo de la madre y de hierba tardaban más en hacerse grandes. En general, eran los propios carniceros quienes subían a las masías y se quedaban lo que les interesaba. No se compraban en kilos sino a tanto por animal, normalmente compraban el juego completo que el pastor tenía disponible, y esto hacía que cada vez se establecieron debates de regateo entre pastor y carnicero que no siempre terminaban en trato.

    Los animales adultos, hasta que no eran viejos no los mataban, y se destinaban al consumo propio. El pastor aumentaba su rebaño con la reproducción de su propio ganado, dejando los cabritos, o los corderitos con sus madres. Pero cuando tenían que empezar o necesitaban aumentar mucho el rebaño compraban: en las ferias, a otros pastores, ..

    "Nevando y lloviendo se pasaban las horas muy largas".

     Además de la lluvia y el frío y la nieve del invierno, habían otras situaciones pesadas en su trabajo. Por ejemplo, cuando se ponía enferma alguna cabra mientras pastaban o tenía algún accidente. Si veían que no tenía remedio, la mataban y degollaban y la llevaban a hombros hasta la masía para poder aprovechar la carne. La debían degollar, quitarle la sangre y las tripas, porque no se estropeara la carne. Otro caso podía ser que se les perdiera algún animal y no darse cuenta hasta llegar al corral y entonces al día siguiente tenían que repetir el itinerario para recuperarla.

    Las herramientas del pastor eran muy sencillas. Los perros que los ayudaban con el rebaño y su equipaje personal: el cayado, los zocos, el sombrero y colgando los hombros: el odre de vino, el depósito para el agua y el pequeño caldero dentro del capazo. Dentro del morral llevaban el cuchillo y la comida. Allí donde el rebaño estaba un rato tranquilo paraban a hacerse la comida: una patata, un puñadito de arroz, un trocito de bacalao, una cabeza de ajos, alguna verdura o legumbres según la época, ... si se llevaban la comida hecha. El menú para todo el día podría ser: una tortilla a la francesa, una sardina, pan y un puñado de higos, de nueces o de almendras.

 

Corral del Mas de Puig Cabrer

        
6.- El trabajo del masovero :

          El trabajo del masovero, como la del trabajador de campo del pueblo, estaba condicionada por las estaciones y los ciclos del cultivo en general que determinaban profundamente toda su actividad con dos momentos fundamentales, la siega y la cosecha.

           La agricultura y la ganadería eran las principales actividades de las masías siendo los de labrador y pastor los oficios más comunes. El trabajo en el campo era duro, pesado y agotador. Al principio sin ayuda de maquinaria. La jornada, sobre todo en verano, era muy larga. Muchas veces todo el trabajo valía de poco (granizadas, sequía, inclemencias del tiempo ..). El cultivo básico era el de los cereales que marcaban principalmente el ritmo de trabajo de las tareas del campo pero el masovero procuraba obtener también otros alimentos que necesitaba para sobrevivir y por eso miraba de cultivar todo lo que el clima le permitía. Tenía un trozo de bosque, unos olivos, unos almendros, patatas de secano o algún producto de regadío si disponía de un poco de agua (bien de un pozo, de una balsa o de una cisterna).

 

La siega al Mas d'En Bono

 

   El horario de la masía era discontinuo, había momentos de gran intensidad y otros más relajado según lo que la naturaleza le indicaba. Había momentos como en la siega, trilla o vendimia en que todos los de la casa tenían que trabajar en la misma tarea. Todas las ayudas eran pocas. En otros momentos había una clara división del trabajo, al hombre se le reservaba el trabajo del campo o del bosque ya la mujer todo lo que correspondía en el hogar, el cuidado de las aves y el cuidado de los niños y abuelos, entre otros.

    Muy a menudo era exhaustivo. Más que de sol a sol ya que después tenían que ordeñar y hacer el queso. No había descanso, ni domingos ni fiestas. Los más pequeños colaboraban en el trabajo. Había trabajo para todos (abuelos, mujeres, hombres, niños). Muchos niños que faltaron a la escuela no pudieron aprender a leer y escribir. Ayudaban en todas las tareas (arar, sembrar, escardar, acarrear gavillas, ...). Huelga decir que no había ningún tipo de seguro ni ningún pago de jubilación. Cuando llegaban a viejos estaban a cargo de sus hijos o nietos.
 

   Durante todo el año se repetían cíclicamente las mismas actividades:

- Otoño: Era el tiempo de arar y sembrar. Así preparaba las tierras que tenía que sembrar. Primero abonaba con estiércol el bancal y con la ayuda de un arado araba la tierra ayudado de un mulo. De esta manera conseguía remover superficialmente el terreno que en contacto con la atmósfera recuperara las sustancias nitrogenadas y podía penetrar mejor las aguas de la lluvia. La siembra se hacía a partir del mes de octubre o noviembre. Si el clima era seco la siembra se retrasaba. Un sembrador / a con un capazo de esparto en la mano iba esparciendo el grano de una manera más o menos homogénea o "a granel". Detrás le seguía el agricultor con el mulo para tapar la semilla. Después con una plancha de madera o de hierro se entablillava la tierra (allanaba) para que no se escapara la humedad por el sol. El agricultor con el mulo podía acceder a todos los bancales y podía llegar más fácilmente a los márgenes y los rincones, lo que después con los modernos tractores no podía hacer debido a la mala condición de los caminos de acceso.

   También durante el otoño era el tiempo de la vendimia. Duraba desde mitad de septiembre a finales de octubre. Otras tareas eran el recogimiento de fruta (almendros, manzanas, cerveras, nueces, higos ..), maíz, patatas tardías, legumbres (frijoles y garbanzos). También era el tiempo de pelar las mazorcas, deshacer frijoles y garbanzos. Era también la época de la caza (conejos, perdices, ...). En el mes de diciembre era también el momento de recoger las aceitunas y llevarlas a moler.

 

Olivos al mas del Gatellà

- Invierno:

A partir del mes de diciembre comenzaba una época de baja actividad de la tierra que se prolongaba durante todo el invierno. Pero el masovero no estaba parado. Durante el tiempo de más frío rellenaban el tiempo en arreglar las paredes, quemar rastrojos y el heno y hiérbajos secos, podar los árboles, recoger leña, deshacer el maíz, moler el trigo, trasegar el vino, abonar los bancales con estiércol, limpiar los corrales, herrar los mulos, reparar los derrumbes de las paredes ... el campo durante el invierno descansaba, ... no así los masoveros. A partir del día de Sant Martí (11 de noviembre) era también la época de la matanza del cerdo. Por otra parte, el trabajo de recogida de los olivos podía prolongarse durante todo el invierno (dependiendo de la cantidad y del clima).

- Primavera:

Había que preparar los campos para la posterior siembra de patatas tempranas, tomates, judías ... También era la época de escardar los campos de cereales. Durante el mes de Junio ya empezaban los preparatorios para la siega, la tarea más importante de todas porque de ella se obtenía el alimento básico de los masoveros y de sus animales, el trigo con el que se elaboraba el pan, alimento importantísimo en su dieta.

- Verano:

Era cuando el campo daba más de trabajo. Había que regar, escardar, ligar tomateras y lechugas, recoger frijoles, cosechar patatas. Por encima de todo era la época de la siega y de la trilla.

 

Mas dels Quints con la barraca de piedra en seco en primer término

 

      Además estaba el trabajo que conllevaban los rebaños. Había que sacarlos todos los días, mañana y tarde, días laborables y festivos, a pastar, ordeñar las cabras y ovejas una o dos veces al día y por la noche hacer el queso. Había que tener cuenta del macho y del resto de animales. Como hemos dicho antes el trabajo no acababa nunca. No habían vacaciones.

      Más adelante, a partir de los años sesenta, se introducirán las muletas mecánicas, los tractores, las trilladoras, las maquinillas de pelar mazorcas, de pelar almendras y la luz con generador antes de que en tiempos relativamente recientes lleguen la luz eléctrica, la radio , la televisión, el agua corriente o el teléfono.

      De todos los trabajo destacamos como más importante la producción del trigo. Comenzaba el mes de noviembre con la siembra y terminaba el mes de agosto con la siega y la trilla. La siega era el trabajo más duro. Empezaba a clarear el día y durante todas las horas de luz (unas 16 horas). Todos tenían prisa para segar para evitar una posible granizada que estropeara toda la cosecha. La siega comenzaba por la cebada, cereal que se secaba antes y le seguían el trigo y otros cereales. El instrumento principal para la siega era la hoz o guadaña. Las espigas eran atadas en gavillas. Tras la siega comenzaba la trilla o batida. Consistía en hacer pasar los animales, principalmente machos, burros, caballos, por encima de las espigas para abrirlas con el peso haciendo caer el grano. Ampliar el tema en https://www.catimenu.com/labatuda.pdf

      Otro trabajo importante era el de la viña. Había muchas viñas en Catí pero la mayor parte fueron arrancadas durante los años setenta y ochenta siguiendo las instrucciones del ministerio de agricultura. El tiempo de la vendimia no era tan largo como el de la siega. No obstante también requería de muchos trabajos previas: arar, podar, sulfatar, etc .. En el momento de la vendimia participaba toda la familia. Era una auténtica fiesta. Cortar las uvas, llenar los cestos, verterlos en banastos, transportarlos al lagar, pisarlo con los pies, dejarlo fermentar, ponerlo en los toneles y botas, trasegar-lo eran las principales tareas del proceso de producción del vino. Algunas masías tenían prensa y lagar propio. Los que no disponían iban a otra o al lagar del pueblo de Leonet, situado en el Pla de Sant Roc / Camino del Bosque. ver https://www.catimenu.com/costums2.htm#verema

      Otro trabajo importante era el de hacer el quesoy requesón. También el de extraer la miel en las colmenas y hacer arrope. Con la creación de la quesera del pueblo se prohibió la comercialización sin control de la leche y del queso. Así se creó esta empresa que en la actualidad ha paseado el queso de Catí exitosamente para todos los países del mundo.

          Si el trabajo del masoveroo era poco valorado el de las mujeres del masoveros lo era aún menos. Las tareas asignadas a las mujeres de casa eran principalmente la de hacer la comida, lavar la ropa, limpiar la casa, cargar el agua con el mulo del pozo o fuente más cercana, fregar platos, llevar la comida y el agua a los trabajadores , especialmente en el tiempo de la siega (agostera).

         Las mujeres amasaban y cocían el pan en el horno de la casa donde también en ocasiones especial hacían pasteles, rollitos, delgados, etc .. También en primavera / verano blanqueaban las paredes de la casa y vareabanen y remendaban los colchones. También hacían jerséis, calcetines. También ordeñaban y hacían el queso. Después de la recolección preparaban conservas al baño de María, en salmuera, confituras, botes de tomate. También colaboraban en los trabajos de la siega y de la vendimia y de la matanza del cerdo. Todos estos trabajos sin olvidar el del cuidado de los niños pequeños y de los familiares mayores.

 

Gama de varietad de quesos de Catí

 

Veure com es feia el formatge en https://www.catimenu.com/costums2.htm#formatge

          

7.- El bureo:

         Entre las masías próximas establecían fuertes relaciones vecinales y muchas veces también familiares. Iban a velar a la lumbre y los domingos por la tarde era su tiempo de descanso, se reunían y siempre había alguien que sabía tocar el acordeón. Con los pueblos cercanos tenían relaciones sociales y también comerciales. Bajaban a menudo a comprar, a moler el trigo, en la feria, a las fiestas, a misa, ... Y aprovechaban el viaje para vender algún excedente: una carga de leña, unos huevos, patatas, etc.. ...

           Sólo iban a las fiestas del pueblo más destacadas: San Martín, la Purísima, Navidad, Pascua, fiestas de Agosto, 8 de septiembre. Los domingos normales se quedaban en casa. Trabajaban por la mañana y por la tarde solían ir a alguno de los caseríos vecinos donde hacían bureo. El bureo se convertía en una auténtica fiesta donde participaban todos los miembros de las familias desde las solteras a mujeres casadas, hijos, niños y también los hombres. Cantaban y bailaban con canciones tradicionales y jotas que acompañaban con castañuelas, guitarras y bandurrias. Muchos matrimonios se prometían en estas fiestas.

           El bureo desapareció a medida que se despoblaban las masías y mejoraban los medios de trasnporte. Los masoveros ya iban los domingos al pueblo al cine, al fútbol, ​​a la taberna, al baile y las masoveras a la misa y al rosario.

           Veure https://www.catimenu.com/costums2.htm#bureo

        Durante la semana santa los quintos del pueblo realizaban la vuelta de las masías. El viernes santo por las masías de la Font de Catí y el sábado santo por los de la Vall de Cirers. En los caseríos los masoveros obsequiaban a los "mozos" que se tenían que ir a la mili con huevos y bebida. Con la desaparición del servicio militar obligatorio la vuelta de los quintos no ha desaparecido aunque se ve condicionada debido a que la mayoría de las masías están desde hace tiempo deshabitadas. Desde hace unos años participan también las quintas.

8.- La Escuela:


         La construcción durante los años 30 de las escuelas del Hostal del Mestre, de la Pilarica y más adelante de la del Mas de Evaristo, construida en terrenos comprados por los mismos masoveros, facilitaron el que muchos de sus hijos pudieran asistir más o menos regularmente a las clases. Aún así las faltas por motivos de trabajo eran frecuentes sobre todo a partir de cumplir los alumnos los 11 años de edad en que ya estaban éstos capacitados para ayudar en las tareas de la casa.

 

Hostal del Mestre, una masía con escuela

      A estas escuelas asistían una media de unos 30-35 niños / as con un único maestro / a. La Guerra Civil supuso una detenida en su actividad ya que muchos padres no enviaban a sus hijos por temor. Pasada la Guerra se inició un nuevo período de intensa actividad que duró hasta el cierre de estas escuelas hacia los finales de los años sesenta. Así se puso para los masoveros de la Vall un autobús de transporte de los alumnos a la escuela de Albocàsser o ayudas de transporte individual del resto de padres masoveros a la escuela de Catí o a la de Sant Mateu. Sin embargo algunos masoveros prefirieron escolarizar a sus hijos en el internado de la escuela hogar de Benassal, donde estaban internos de lunes a viernes y eran recogidos por sus padres durante el fin de semana.

Mas d'Evaristo. A la izquierda el edificio de la escuela

 

Escuela del Mas d'Evaristo (1961)

9.- Las masías a partir de los años setenta

       

    En la masía tenían muchas cosas, pero de lo que iban más justos era de dinero: para pagar la contribución, para comprar cuatro cosas, el animal de trabajo, entre ellas, seguramente.  El problema más importante era cuando alguien se ponía enfermo, las hierbas medicinales que conocían no eran suficientes y había que ir a buscar al médico o bajar el enfermo al pueblo. Los habitantes de las masías conocían muy bien estas montañas, eran su casa. Así, nos ha quedado una vasta toponimia con nombres de árboles singulares, rocas, cimas ... Sabían leer muchos indicadores de la naturaleza: la hora, con las sombras del sol en las rocas; el tiempo atmosférico, con las señales de las nubes y los animales ...

    A mediados del siglo XX, la persecución de los maquis, las políticas forestales, el cambio social y el éxodo rural hacia los grandes centros urbanos industriales, influyeron en el despoblamiento definitivo de las masías. Los restos que hoy encontramos son testimonio de toda la gente que, hasta hace relativamente poco, vivió y trabajó. Una forma de vida, aunque nos parezca muy bucólica, de difícil retorno, acostumbrados como estamos a nuestras comodidades ...

    A partir de los años setenta se aceleró el proceso irreversible de abandono de las masías. La masía ya no daba para vivir como antes. El país se industrializó y mejoró notablemente el nivel de vida. Las masías continuaban pero sin electricidad, sin agua corriente, sin caminos en condiciones. Los productos agrícolas y ganaderos  perdierpn valor. Antes un masovero con un rebaño de cincuenta cabras, una docena de gallinas y cuatro o cinco bancales de trigo pasaba sin problemas y no necesitaba nada más. Ahora necesita triplicar el número de cabras y tener un rebaño de otras tantas ovejas, hacerse una granja de cerdos y en todo esto hacía bastante si llegaba a pagar los gastos de fin de mes. Sin embargo los hijos querían que estudiaran en un internado.

 

Mas la Font de Dalt (primeros tractores)

 

       La economía de la masía no daba para tanto. Empezaron yendo a diario las horas y días que podían pero al final acabaron abandonando las masías. Los bancales se quedaron baldíos. Las casas y corrales vacíos. Los caminos solitarios, sin el mantenimiento que hacían antes los masoveros, se volvieron intransitables. Los edificios se degradaron progresivamente con el paso inexorable del tiempo. De una gran parte se derrumbó el tejado al pudrirse una de las vigas de madera. A veces fue toda la masía la que se asoló. Como resultado, al contemplar el estado actual de las masías, se produce una sensación de tristeza y de añoranza recordando floridos tiempos pasados.

 

 

Mas de Ferrer, una masía solada completamente.

 

Mas Vell, una masía reconvertida que continúa en actividad (fijarse en la altura de la chimenea)

 

   La mayoría de masoveros se puso a vivir en el pueblo donde los niños tenían más facilidad en ir a la escuela y podían disfrutar de las fiestas. El servicio médico estaba garantizado. Se buscaron nuevas formas de ganarse la vida (jornalero, camionero de piensos, obrero de la construcción, ganadero ..). Algunos construyeron una granja de cerdos o pollos. Primero las granjas resultaron un muy buen negocio gracias a las subvenciones de la Comunidad Europea. Cuando el negocio mermó o  cuando tuvieron pérdidas los trabajadores se protegieron trabajando en régimen de integración (Vigoran, principalmente). No era tanto negocio como antes pero al menos estaban más protegidos contra fluctuaciones del mercado (abaratamiento de precios y aumento de los costes de producción con la consecuente disminución de los beneficios). La empresa integradora ponía el pienso, los granjeros la mano de obra, luz, agua y calefacción. Se pagaba a tanto por animal criado.

  Las mujeres podían trabajar en el mercado negro cosiendo jerseys en su domicilio con máquinas de tricotar, remallar. Algunos granjeros utilizaban los fines de semana que disponían de horario libre para trabajar sus tierras de la masía aunque poco a poco se quedaron todas yermas y baldías hasta las tierras de alrededor del mismo pueblo.

 

Mas de Puig Cabrer

 

           Las masías que actualmente continúan habitadas (sin tener en cuenta los de turismo rural) son:

- Mas d'En Ramon
- Mas d'En Torres
- Mas de la Coma
- Mas de la Font de Baix
- Mas de Puig Cabrer
- Mas de Monfort
- Mas del Gatellà
- Mas d'Evaristo
- Corral de l'Esquerrer
- Mas d'En Serrut
- Mas de Racó

10.- Reconversión al turismo rural:

    Desde finales de los años ochenta se inició un proceso de rehabilitación de algunas masías para el turismo rural. Ésta se vio favorecida por las ayudas públicas concedidas y que cubrían una parte de las reformas. Las viviendas para ser aptas para el turismo rural tenían que contar con todas las comodidades: luz eléctrica, agua corriente, sanitarios, calefacción, teléfono, televisión e incluso internet. La inversión fue elevada pero la propiedad aumentó de valor y poco a poco se podía amortizar con los ingresos.

 

 

Mas Cremat, reconvertido al turismo rural

 

          Algunas de las masías del turismo rural se integraron en cooperativas como la de Turistrat de Albocàsser, otras funcionaron por libre. Entre las masías reconvertidas al turismo rural figuran las siguientes:

- Mas del Reí
- Mas Cremat (Donzell)
- Mas Vell
- Mas de Portapà
- Mas de la Costereta (Coto de caza)
- Mas de Segarra de Baix
- Mas de Sofondo
- Mas de Jovaní
- Mas de l'Espadella

           Más información sobre el turismo rural en: https://www.catimenu.com/turismerural.htm

 

Interior del Mas Vell

11.- Conclusión:


      El futuro de las masías es claramente pesimista y viene asociado a la regresión de la agricultura y la ganadería que desde hace años no hace sino que subir los costes de producción y disminuir los precios de los productos y los beneficios. Nadie quiere trabajar cuando hay trabajo y no hay beneficios. En este contexto el despoblamiento de las masías no se detendrá. Tan sólo quedarán los masías más cerca del pueblo y con una buena vía de comunicación.

 

Mas de la Costereta (Coto de caza)

 

      Los masías que se mantengan en pie no será por las actividades tradicionales de siempre: agricultura y ganadería sino por otras nuevas como el turismo rural y energías alternativas. Para las personas que buscan un entorno natural, la masía puede ser, en un futuro, una buena opción.
 

Mas d'En Ramon (con todas las modernas  comodidades)

 

Mas de Sofondo