IDIOMA |
EL RETABLO DE JACOMART DE CATÍ
MUSEO DE BELLAS ARTES DE VALÈNCIA
OBRA RECUPERADA DEL TRIMESTRE
Diciembre 1997
Retablo de Catí antes de poner las polseras superiores.
JACOMART
Retablo de San Lorenzo
y San Pedro de Verona
de Catí
Jacomart: datos biográficos
Jacomart, contracción del nombre Jaime Baco o Baso, nace en Valencia hacia 1411. Era hijo de un sastre de origen flamenco establecido en la ciudad de Valencia alrededor del año 1400 y muerto el 1419. En el año 1440 el rey Alfonso el Magnánimo llama el pintor en Italia, y ordena que se le facilitan dinero para el viaje. El 1441, aunque en Valencia, contrasta un gran retablo de San Miguel para la ciudad de Burjassot y otro para la catedral de Valencia. Un año después el rei nombra a Jacomart su pintor para todas las tierras de la corona, y autoriza la cancelación de los compromisos que él había contraído para la pintura de unos retablos que en parte ya había cobrado. El 1443, Jacomart está ya en Italia y el rei habla de él como "fiel familiar y pintor de cámara nuestro". Es muy interesante el siguiente dato: el año 1443 se paga a dos vecinos de Burjassot la cantidad de 1.100 sueldos en devolución parcial de las 100 libras del retablo de San Miguel contratado por Jacomart. La diferencia de 900 sueldos entre lo anticipado a Jacomart y lo que se ha vuelto es el importe de la pintura de la tabla de San Miguel y de otras partes del retablo. El perito tasador por parte de Burjassot es el pintor Joan Reixach, hecho en el que se ha querido ver la sociedad que formaban ambos pintores, aunque no parece lógico que Joan Reixach pudiera tasar una obra hecha por un socio suyo. Sabemos también que Joan Reixach hizo un segundo contrato en 1444 en el que se comprometía a acabar este retablo por 150 libras. En 1444 Jacomart, ya en Italia, terminó un retablo, hoy perdido, en el que se representaba la aparición en sueños de la Virgen al rei Alfonso el Magnánimo en su tienda de campaña. En 1446, Jacomart vuelve a Valencia para recoger a su esposa, Magdalena Devesa, y marchar juntos de nuevo a Nápoles. El 1447, en Italia, pinta veinte estandartes reales con escudos y divisas. El 22 de junio de 1448 sabemos que se instala de nuevo en Valencia, ahora definitivamente, y empieza otra vez a contrastar obras. El 1458, año de la muerte del rey Alfonso, se tramita el pago a Jacomart del retablo de santa Catalina, destinado a la capilla del Palacio del Real. En 1460, el rey Juan II da orden al alcalde general de Valencia abonar al pintor 2.200 sueldos para este retablo de santa Catalina. Ese mismo año, el día 23 de enero, contrata para la iglesia de Catí el retablo de San Lorenzo y San Pedro Mártir que nos ocupa. El 8 de junio 1461 contrasta un gran retablo para la villa de Xàbia por un precio de 3.150 sueldos. El 15 de julio del mismo año hace testamento, que se publica dos días después de su muerte. En el inventario de sus bienes no hay referencias a ningún obrador ni materiales de pintura, dato que ha servido para poner en duda su personalidad como pintor, y que ha planteado la posibilidad de que Jacomart fuera sólo el contratista y no el autor de las obras que con su nombre se documentan. Esta ausencia de materiales de pintor es una de las tantas incógnitas que rodean Jacomart, pero la gran cantidad de labores documentadas, tanto en Valencia como en Nápoles, no permiten dudar de su actividad real como pintor.
El retaule de sant Llorenç i sant Pere de Verona, de Catí
El retablo de San Lorenzo y San Pedro Mártir es una de las obras más estudiadas de la historia de la pintura medieval valenciana. Además de su gran calidad como obra de arte tiene otros valores que aumentan su interés. En primer lugar se conserva casi íntegro en el interior de una capilla gótica en la iglesia de Catí, para la que fue pintado hace más de cinco siglos, concretamente entre 1460 y 1461. Asimismo, se trata de la única obra documentada que se conserva de Jacomart, el pintor de cámara del rey Alfonso el Magnánimo.
Por Josep Ferrer Puerto
El Retablo de Catí completo en una fotografía de Hauser y Menet de 1913
Se trata de un conjunto el tamaño actual del cual es de 312 x 246 cm. Se ordena en tres calles y contiene predela y espina y un guardapolvo donde se representan distintas heráldicos y figuras de profetas. Los elementos de madera dominan los montantes con tracería sobre las escenas, a base de arcos conopiales. Los superiores presentan motivos vegetales. Los de las escenas inferiores y la predela son de tracería flamígera calada. Desaparecieron el dosel sobre la mesa de los santos titulares y parte de las pulseras. Para fotografías antiguas se sabe que estas contenían blasones (idénticos a los conservados) y las figuras de Malaquías, Habacue, Zacarías, Ezequiel, Isaías y Balaam. Finalmente estas polseras que faltaban pudieron ser localizadas y completarse totalmente el Retablo.
Iconografia
El retablo está dedicado a los santos mártires Lorenzo y Pedro de Verona, representados sobre fondo de oro en la tabla central (143 x 64 cm). Se relaciona con los cuatro asuntos historiados que la flanquean.
Tabla central con los santos titulares
En la calle izquierda hay dos pasajes de la vida de San Lorenzo, de acuerdo con lo descrito en la Leyenda de oro de Voragine (capítulo CXVII): Lorenzo, diácono de origen español que vivió en el siglo III, fue llevado a Roma por san Sixto. Este, al ser arrestado, hizo al joven diácono depositario de los bienes de la iglesia, y le encargó que los distribuyera entre los pobres. Una vez repartidas las riquezas, el emperador Decio mandó capturar a Lorenzo para que le explicara donde guardaba los tesoros. Al no responderle, el emperador ordenó al prefecto Valeriano que lo azotara. Como los numerosos golpes y tormentos no hicieron flaquear el santo, dispusieron una tortura mayor. Desnudaron y extendieron al joven sobre una gran parrilla dispuesta encima de unas brasas. Lorenzo continuó bendiciendo plácidamente a Dios mientras lo atormentaban hasta la muerte
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San Lorenzo dando a los pobres los tesoros de la Iglesia de Roma
De acuerdo con la Leyenda está concebido el panel de San Lorenzo dando a los pobres los tesoros de la Iglesia de Roma (74 x 65 cm). La historia ocurre en un espacio urbano, con edificios coronados por cubiertas de gran pendiente y ventanas cerradas con cristales verdosos de influencia nórdica. San Lorenzo está situado frente a la puerta de la iglesia, sobre los escalones de la entrada, que se abre bajo una imagen esculpida de la Virgen con el Niño. El santo está repartiendo monedas a diez pobres que se le acercan solícitos.
En el panel del Martirio de San Lorenzo (79 x 64 cm), el santo aparece sobre la parrilla, sobre brasas ardientes. Dos verdugos controlan el fuego al tiempo que el emperador Decio, el prefecto Valeriano y sus cinco acompañantes, ricamente vestidos, contemplan impasibles el tormento, La acción transcurre en las afueras de la ciudad, la que se ve al fondo rodeada por un río, con una pequeña comitiva de caballeros y pajes que avanzan por el puente.
Martirio de San Lorenzo
La calle derecho de san Pedro lo ocupan las escenas de San Pedro Mártir o de Verona, santo dominico que según la Leyenda de oro (capítulo LXIII) nació en Verona en el siglo XIII, en el seno de una familia entregada al herejía del catarismo.
El santo ejerció su oficio con gran diligencia, buscando los herejes sin concederles descanso y convenciendo de ello un gran número. Esto provocó el odio de los cátaros no convertidos, que decidieron matarlo como única solución. Siendo prior del convento que los dominicos tenían a Cumas, salió de viaje hacia Milán para intervenir en unas causas contra herejes. Ya cerca de Milán fueron asaltados y los dominicos no ofrecieron ninguna resistencia. El santo únicamente se limitó a recitar el Credo, mientras era mortalmente herido con espadas en la cabeza y el pecho. El acompañante del santo, que murió más tarde, relató que el santo dio su vida con una gran fe. Posteriormente, los herejes que quedaban por Milán se retractó, y la mayor parte ingresó en la Orden de Predicadores.
De acuerdo con lo narrado, se puede justificar en el retablo de Catí la Predicación de San Pedro a los cátaros (73 x 65 cm), en la que el santo se encuentra en el interior de un templo. San Pedro, apoyado sobre el púlpito, se dirige con palabras y un gesto medido a un grupo de trece varones, ataviados de forma rica y variada. Hay ocho hombres sentados sobre un banco de madera y el resto de pies, entre los que, detrás, un individuo imberbe con una gorra roja que mira directamente al espectador, y que quizás un retrato suyo.
Predicación de San Pedro a los cátaros
La escena del Martirio de San Pedro (78 x 65 cm) transcurre en las afueras de la ciudad de Milán, que de forma imaginaria aparece al fondo, detrás de un bosque espeso. Según la Leyenda, los dos dominicos fueron asaltados por un grupo de sicarios, que mataron San Pedro y dejaron mortalmente herido su acompañante. Este antes de morir pasados algunos días del brutal ataque, pudo relatar que el santo de Verona, en lugar de alarmarse ante la presencia de los tres atacantes, empezó a recitar el Credo como afirmación de su fe, que en el obra se representa con las palabras escritas VISIBILIUM ET INVISIBILIUM. El santo es pintado con una espada clavada en el pecho y otra en la cabeza.
Martirio de San Pedro
La espiga del retablo la ocupa el Calvario (82 x 64 cm), con el Crucificado, la Virgen, la Magdalena y San Juan, donde se deja ver, al fondo, un amplio paisaje con una ciudad amurallada en alusión a Jerusalén.
Espiga del retablo con el Calvario
La predela la forman siete paneles (35 x 34 cm aproximadamente cada uno), con Cristo en el sepulcro en el centro y en los otros los siguientes santos: Mateo, Catalina de Alejandría, Jerónimo, Agustín, Lucía y Vicente Ferrer.
San Mateo Santa Catalina
San Jerónimo
Santa Lucía
San Agustín
Estos se sitúan en un ámbito con suelo enlosado y fondo dorado delimitado por un muro bajo. Curiosamente el contrato del retablo exigía a Jacomart que pintara en el centro una Piedad flanqueada por sendos paneles de la Virgen y San Juan.
Sant Vicent Ferrer |
Finalmente, parece que se optó por reorganizar el conjunto incorporando san Jerónimo y San Vicente en la forma que hoy los vemos, sin duda porque San Vicente Ferrer predicó en el mismo pueblo de Catí en 1410 y había sido canonizado por Calixto III tan sólo cinco años antes de la contratación del retablo. Es considerada esta imagen de San Vicente Ferrer por los expertos como una de las que reflejan más fielmente la imagen del santo para que se pintó casi coetáneamente a la predicación de San Vicente Ferrer en Catí.
La Piedad, por su parte, se cambió por la representación de Cristo en el sepulcro con ángeles.
Procede anotar que en el frontal del sepulcro hay unas inscripciones cúficas el mensaje de las cuales no es inteligible. En este periodo la Tierra Santa está en manos de los musulmanes, y en las pinturas cristianas de pasajes bíblicos abundan detalles decorativos moriscos en ropas, escudos o sepulcros. Tienen únicamente una función decorativa en un intento de recreación arqueológica, y en ningún caso significan un acercamiento o asimilación del mundo musulmán por parte de la población cristiana, comunidades que convivían en un clima hostil. |
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Cristo en el sepulcro |
De las polseras, últimamente restauradas, hemos podido conocer su aspecto primitivo gracias a las viejas fotografías publicadas por el señor Elías Tormo en 1913, cuando aún se conservaban íntegros. Aparecen personajes bíblicos derechos, con filacterias que los identifican: Abraham (ABRAAM IN SEMINE TUO BENEDICENTUR), Jeremies (GEREMIES MAGNUM FACIENDISSIMUS SUPER), David (DAVID ASTETIT REGINA ADEUTRIS TUIS), Moisés (MOYSES MITE DOMINE QUEM NUSSURUS ES), Daniel (DANIEL ASPECTUS QUAR), Salomó (SALAMO ORTUS CONCLUSUS ES SORO). |
Es interesante señalar la similitud que estos profetas ofrecen respecto a los profetas atribuidos a Joan Reixach (Moisés, Daniel, David y Salomón) del Museo de Bellas Artes de Valencia. |
En cuanto a los blasones que aparecen en las polseras del retablo de Catí, conviene anotar que Tormo, probablemente con razón, relacionó los superiores con la familia de los Espigol, identificando la mata de espliego que hay. Los inferiores, en cambio, los consideró marcas o hierros de ganadería, que tal vez los Espigol añadieron a sus armas. En opinión de Ricardo Carreras (1928), los segundos serían el escudo de los Santjoan, lo que no ha podido ser verificado. |
Notícia de Joan Espígol, comitent del retaule
El retablo de San Lorenzo y San Pedro Mártir fue encargado para la capilla de Joan Espígol de La iglesia de Catí. Nacido en Catí en 1406, Joan Espígol era un rico comerciante de cueros y lana. Huérfano de padre, a los 13 años viajó a Barcelona para trabajar, primero, en casa de un vidriero y, más tarde, en la de un tender. Esto y una estancia en Valencia en 1423 le servirían para formarse en el mundo del comercio. Se especializó en el comercio de lana y cueros. Se casó con Angelina Moragues, natural de San Mateo. Tuvieron una única hija, llamada Resplandina, que murió en Peñarroya antes que su padre. Juan Espígol hizo testamento el día 9 de septiembre de 1450. No tenía descendientes y nombró albaceas a Ramón de Sant Joan y Guillem Verdú. Legó, entre otras cosas, 2.200 sueldos para la capilla de la Pasión (de la parroquial de Catí), si el loch se la cede, y si no, sólo 200, pero que le den allí sepultura. Se le concedió la titularidad de la capilla y sus albaceas se encargaron de dotarla y decorarla. Encargaron la losa sepulcral a Antonio Arbó, de Ulldecona y en Pero Crespo, canteros por 40 sueldos. La losa sepulcral, que se conserva en la capilla de la Comunión, lleva la inscripción Sepultura del honorable Johan Spigol, mercader, que murió a XIII de septiembre, año MCCCCLII. La capilla, que es la cuarta del lado de La Epístola, tiene en la clave central un escudo con una mata de espliego, referido al apellido del titular. Una vez concluida la capilla, fueron comprados varios objetos para la liturgia: en noviembre de 1454, un cobertor de altar, que costó 15 sueldos, y en mayo de 1454, un cáliz a Jaume Frígola, orfebre de Valencia, por 321 sueldos. Este dato es importante, ya que vemos que los albaceas de Juan Espígol eligen un orfebre de la ciudad de Valencia, y no los mas próximos de Morella o Sant Mateu. Cuando cinco años más tarde encargan el retablo sucederá lo mismo. Elegirán Jacomart, pintor de Valencia, cuando había la posibilidad de contratar algún maestro pintor más próximo. Es la consecuencia del crecimiento de la ciudad de Valencia, la influencia de la cual llega hasta los lugares mas apartados del reino.
La problemática autoría del retablo de Catí
El retablo de Catí, como ya se ha dicho, está documentado como obra de Jacomart. Tormo no dudó, basándose en las formas de este retablo, a atribuir a este pintor una gran cantidad de obras, como el retablo de San Martín de las Agustinas de Segorbe, el retablo de Santa Ana y las tablas de san Sebastián y santa Elena, conservados en el Museo de la Sede de Xàtiva, y el san Vicente Ferrer del Museo de la Catedral de Valencia. Sin embargo, una vez conocido que el retablo de santa Úrsula de Cubells (MNAC) era obra de Joan Reixach se plantearon numerosas dudas. La similitud entre el retablo de Catí y el de santa Úrsula era tan grande que provocó que el primer fuera considerado, por Post y la historiografía posterior, obra de Joan Reixach. El resto de obras, muy similares entre sí, no podían atribuirse a través de ningún documento. La solución adoptada ante un dilema tal fue atribuir a Jacomart las obras mejor acabadas de este grupo y Joan Reixach las de tono menor.
Aunque se carecía de una base documental sólida para sostener esta hipótesis, la reciente aparición de un documento nuevo obliga a una revisión de este planteamiento. El dato se relaciona con el retablo de Santa Ana de la colegiata de Xàtiva, que, atribuido unánimemente a Jacomart, por el argumento mencionado se ha podido documentar como obra cobrada por un cierto Pedro Reixach, de la existencia del que sólo se tenía una sola noticia de 1471, anotada por Sanchis Sivera, según la cual trabajaba en la catedral de Valencia. Al estudiar ahora el retablo de Catí se debe concluir que, a pesar de la evidente relación con la manera de pintar de Joan Reixach, no hay todavía razón suficiente para negar su filiación a Jacomart, ya que se desconoce cómo pintaba Jacomart entre 1441 y 1460. la prudencia aconsejaría mantener su atribución en relación con el artista que figura en la contrata del retablo, Jacomart, a la espera de que nuevos hallazgos aclaren definitivamente el enigma que hoy plantea la documentación disponible .
Contracte del retaule
El contrato del retablo fue dado a conocer por Luis Tramoyeres en 1906, el cual también informaba que esta obra aún existía en Catí. El documento se conserva en el Archivo del Patriarca de Valencia, con el núm. 9038, en el protocolo del notario Jaume Vinader. En 1914, El historiador José Sanchis Sivera en el libro Pintores medievales en Valencia publicó en extenso este contrato.
Die mercurii anno a nativitate domini Mº CCCº sexagesímo. - Ego Jacobus Baçó pictor cívitatis Valentie scienter et gratis pacto speciali promitto vobis venerabilí Raymundo de Sancto Jonanne habitori loci de Cati presentí et acceptanti ac vestris. Quod hinc ad unum annum proxime venturum faciam unum Retabulum cum suis polseris de bona fusta e be obrat e acabat descarpenteria ut decet de ambitu de decem palmis dalne et de altitudine cum sua debita espiga de terdecim palmis el postquam endrapavero de panna lli et enguixavero de bono guix dictum retabulum dictas polseras cum suo debito estansio illud promitto deboxare videlicet in spiga crucixum cum Jhu et cum virgine Maria ex uno latere el ex alio latere cum Santo Johanne evangelista et in medio ipsius retabuli sanctum laurentium et sanctum petrum martirem de ordine predicatorum et ex uno latere dicti retabuli deboxare duas estorias in duabus casis Sti laurentii et in alia parte de dicti retabuli alias duas estorias Sti petri martiris et etiam promitto facere de bona fusta unum stanum en inferiori [sic] parte dictí retabuli cum septem casis et cum fuerit endrapat et enguixat promitto deboxare in casa media la pietat et in casa dextera virginem Mariam et in casa sinistra sanctum Augustinum [adicionado como apostilla marginal, lo que sigue, que resulta casi ilegible, porque las palabras no estàn completas por el roce y la rotura del papel] les polseres ... suis ... fertur et cum signo ... armen . ... 11 e de la ... verge Et postquam dictum retabulum deboxavero ipsum promitto suis debitis locis daurare de fino aura et íllud depingere de bonis et finis coloribus hoc est de bono adzur el de vírmilío et de altri coloribus et hoc promitto facere infradictum annum salvo justo impedimento sub pena xxx Regalium auri Rato manente pacto Ec. Et pro hiis attendendis abligo omnia bona mea. Ad hec autem ego dictus Raymundus de Santo Johanne acceptans dictum retabulum et omnia precontenta promítto vobis dicto Jacobo Baçó presentí acceptanti ac vestris dare salvere et paccare pro dicto retabulo cum dicto suo estachno [sic] et polseres pro fusta et depictione eíusdem modo predicto quadraginta duas libras et decem solidos in hiis terminis videlicet in continenti quatordecim et cum depictum et perfectum fuerit alias quatuordecim libras et decem solidos sub pena .1. solidorum pro qualibet solucione. fiat in híís executio cum submissíone et renuntiatione fori Ec. Et pro predictis attendendis obligo Ec. Actum Valentie Ec. - Testes. Jacobus Sastre banqualerius et Sancius Aznar textor lane de cordellats. Fíat apoca de XIII librís pro prima solutione. - Testes. qui supra.
(Transcipción de J Sanchis Sivera, 1914)
INFORME SOBRE EL ESTADO DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL RETABLO DE SAN LORENZO Y SAN PEDRO DE VERONA DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE CATÍ (CASTELLÓN)
Por Francisca Ortiz y Cristina Vázquez
Descripción
El conjunto del retablo que llega a nosotros consta de tres calles de dos pisos, guardapolvos laterales y predela. La calle lateral hace 260 cm, mientras que los laterales 190 cm. La predela está dividida en siete tablas de 30 cm aproximadamente cada una, separadas por pilastras con ornamentación dorada. Las dimensiones de la predela son 244 x 48 cm.
Estado de conservación
El soporte es de madera de conífera y por el reverso presenta la típica estructura de aspa, característica de la zona mediterránea. Se encuentra atacado por insectos xilófagos (carcoma), y la tabla correspondiente a la calle derecho del Martirio de San Pedro incluso por las termitas, y presenta también importantes daños estructurales la zona central del aspa y la zona baja, en la que ha desaparecido una parte del travesaño superior.
Las uniones de las tablas presentan el tradicional refuerzo de estopa y yeso, que con el paso del tiempo y el daño causado por las humedades se encuentran en su mayoría muy deterioradas, sin que cumplan su función, por lo que ha sido necesario sanear las juntas y añadir injertos de madera como refuerzo.
PELÍCULA PICTÓRICA: Las zonas más dañadas corresponden a las tablas de las calles laterales. La pieza en que se representa San Lorenzo dando limosna a los pobres se encuentra calcinada la zona del manto, con grandes pérdidas, en el que incluso queda al descubierto la madera del soporte. El borde lateral izquierdo está muy deteriorada, con pérdida de preparación y película pictórica en toda la superficie de la mesa. La pieza de la calle derecho, donde se representa el martirio de San Pedro, presenta pérdida de apoyo en el ángulo inferior derecho, así como falta de adhesión al soporte y película pictórica acuartelada. Hay numerosas faltas de estrato pictórico, y el mayor deterioro se da en los rostros de los herejes, que están completamente rayados con un objeto punzante, lo que ha provocando muchas incisiones.
El ESTRATO SUPERFICIAL presenta una gruesa capa de suciedad, zonas
ennegrecidas en las partes circundantes de
las áreas quemadas y oscurecimiento y amarillamiento general de piezas,
provocado por la oxidación de los barnices protectores, que impide percibir el
cromatismo original de la obra.
Proceso de restauración
o Tratamiento del reverso:
Desinfección y desinsectación del soporte.
Eliminación de los refuerzos de yeso y estopa que se encontraban en mal
estado.
Saneamiento de las uniones de las tablas.
Colocación de injertos de madera de balsa a las grietas.
Restitución
del larguero dañado y de parte del soporte.
Tratamiento de protección de la madera (Paraloid B-67) y cera microcristalina.
o Protección y fijación de la película: papel japonés y cola de esturión.
Limpieza de la película pictórica: utilización de disolventes volátiles y
jabones neutros aplicados de forma emulsionada (geles).
· Barnizado de protección.
- Estucado de áreas faltantes: cola orgánica y sulfato cálcico.
- Reintegración cromática: pigmentos puros aglutinados con Paraloid B-72.
- Barnizado final de la película pictórica: resina cetónica rebajada con
esencia de trementina.
ÚLTIMAS NOTICIAS DEL RETABLO:
A finales del mes de julio de 1936 el retablo salió de Catí con viaje a Castellón, Valencia, Cartagena y Madrid. Cuando, finalizada la guerra, el retablo fue devuelto a Catí faltaban cinco polseras. Durante más de cuarenta años el retablo estuvo expuesto sin las polseras en la iglesia de Catí. Estas polseras perdidas fueron a parar al Museo del Prado donde se adjudicaron las número 3026, sin que se conociera la procedencia. Y así estuvieron hasta el mes de noviembre de 1997.
El reencuentro de las pulseras fue ocasional y gracias a Antonio José Pitarch, de bisabuelos catinenses, que en una de sus visitas al Prado observó la mata de espliego de una de las polseras y la relacionó inmediatamente con el retablo de Jacomart de Catí. Hechas las comprobaciones pertinentes con fotografías de cuando el retablo estaba completo se pudo demostrar que estas polseras coincidían con las que faltaban en el retablo de Jacomart de Catí.
La doctora Silva Maroto comunicó el hecho al director del Museo del Prado y este al patronato en reunión del día 19 de diciembre de 1997. En esta reunión se acordó devolver las pulseras en el pueblo de Catí.
Una vez restaurado el retablo para la Generalitat, fue presentado en el museo Pio XII de Valencia. En el acto presidido por el Consejero de Cultura de la Generalitat Francisco Camps asistieron D. José Roca, alcalde de Catí y Mosén Joaquín Obón, capilla de la parroquia acompañados por medio centenar de catinenses aproximadamente.
El retablo volvió a Catí sin las polseras anteriores el día 31 de enero de 1998 procediéndose a su presentación oficial en el pueblo. El acto fue presidido por la directora de Promoción Cultural, Museos y Bellas Artes, Na Consuelo Ciscar. También asistieron Juan José Monzonís, delegado territorial del Gobierno valenciano en Castellón, Francisco Martínez, vicepresidente de la Diputación Provincial de Castellón, Francisco Baila, director territorial de Cultura y Educación, Luis Tena, diputado autonómico, así como algunos de los alcaldes de las poblaciones vecinas. Por parte eclesiástica asistieron, además del cura Mosén Joaquín Obón, D. Manuel García Sancho, deán de la catedral de Tortosa. Al destapar simbólicamente el retablo todos quedaron impresionados al comprobar el resultado de la restauración sufrida por el cuadro por parte de la Generalitat Valenciana.
Al encontrarse las pulseras en el Museo del Prado, el retablo volvió a Madrid donde tras completarlo fue expuesto completo el Prado desde el 19 de abril al 16 de mayo de 1999. Durante el mes de abril de 2001 la Conselleria condicionó dentro de la iglesia de Catí un lugar adecuado y más seguro para exponer el retablo.
Este lugar fue en la antigua capilla de San Pedro Apóstol y San Miguel o de los Montserrat .. Las obras incluyeron el cambio del pavimento, de baldosa hidráulica, por unas de barro del siglo XVII. Es lo que originariamente se utilizó en las antiguas capillas de la ermita y que la dirección de Patrimonio reutilizó en esta intervención.
La actuación contempló el cambio de la reja para una restaurada procedente de la ermita de El Avellà del siglo XIX y que se adecuó para poder observar mejor el retablo de Jacomart.
Sin embargo, el proyecto incluyó también la realización de un altar gótico que sustituyó a la anterior de mármol blanco. El altar es una copia del que se encuentra en el presbiterio de la Basílica de San María de Morella.
El retablo de Jacomart se instaló encima del altar, adecuándose debidamente para protegerlo de la humedad. La textura del muro que acogió el retablo se hizo de forma parecida a la de las paredes laterales de la capilla. Además, la Consejería de Cultura renovó la instalación eléctrica para iluminar adecuadamente el retablo.
Finalmente, en Navidad de 2002, el retablo se completó definitivamente con cuatro de las cinco polseras que faltaban y se colocó en su lugar actual dentro de la capilla de los Montserrat en la iglesia parroquial de la Asunción de Catí.
Autoridades de la Generalitat con el Retablo de Jacomart en el Museo del Prado
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Capilla de los Montserrat- Iglesia de Catí |
El Retablo al completo expuesto en la Capilla de los Montserrat después de la última restauración (Navidad de 2002) |
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Restauració: Direcció General de Promoció Cultural, Museus i Belles Arts. Servei de Conservació i Restauració de Béns Museístics
MANUEL MARZAL (Cap del Servei)
Restauradors:
Pintura: FRANCISCA ORTIZ i CRSITINA VÁZQUEZ
Daurats: XAVIER FERRAGUD i XAVIER ALMENAR
Coordinació tècnica:
JULIAN ALMIRANTE (Departament de Restauració del Museu de Belles Arts de València)
Coordinació editorial:
FERNANDO BENITO DOMENECH (Director del useu de Belles Arts de València)
Text: JOSEP FERRE PUERTO
Traducció: JOSEFA ASENSI
Fotografies: PACO ALCÁNTARA
Disseny i maquetació: JULIO GINER
Preimpressió i impressió: GRÀFICAS VERNETTA, S.A.
EDITA: GENERALITAT VALENCIANA, 1997-12-23
Depòsit Legal: V-4770-1997
© Pàgines creades per Joaquim Carbó Miralles , 1998
El retablo en la fundación de la luz de las imágenes