RECUPERACIÓN DE LA ROMERIA DE SANT VICENT

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El sábado día 2 de abril el pueblo de Catí ha vuelto a celebrar la fiesta de San Vicente en su ermita. De esta manera se ve culminada la ilusión de Catí de volver a subir la montaña, en el lugar donde se despidió al Santo cuando se dirigió a San Mateo. Allí se edificó la ermita que se derrumbó hace 80 años y, desde entonces, no se celebraba culto.

Hace bastantes años, en 1990, se comenzó a restaurar por la Conselleria, con la iniciativa de Arturo Zaragoza. Y por fin este sábado de la Octava de Pascua, a las 9.30 se ha bendecido la imagen (comprada por todos las Vicentes y Vicentas y con la colaboración de otras personas).

La procesión que salió de la iglesia parroquial, ha recorrido las calles del pueblo y ha subido a la ermita, donde se ha celebrado la Misa. Mucha gente, mucha participación, y por encima de todo se ha oído la voz de Dios que habla aunque pensemos de diversa manera, cuando juntos buscan la verdad que San Vicente predicó.

Quiero agradecer al Sr. Obispo la autorización enviada a Mn. Leon, así como la solicitud del pueblo, tanto a él como al Vicario General.
Gracias a Dios porque Catí ha podido vivir este año una fiesta de San Vicente con todo el esplendor en su ermita.
(Palabras de Mn. Juan José Roca Cardona)

Corría el año 1410 cuando el dominico y predicador valenciano Vicent Ferrer pasó por Catí en su viaje de predicación en Morella, predicando también en San Mateo y Borriol.

Celebrando los doscientos años de esta predicación los catinenses comenzaron la construcción de una ermita en el anteriormente llamado Coll de San Mateo y desde la predicación Coll de San Vicent. Desde 1618 en que finalizaron las obras, los catinenses subían en romería y celebraban misa en la ermita el fin de semana siguiente a la Pascua, fecha que en la Comunidad Valenciana se celebra la fiesta de San Vicente Ferrer, su patrón (segundo lunes de pascua).

Obra de Pere del Sol, natural de Francia y vecino de Catí. Construyó también el campanario y remodeló la capilla de la ermita de Santa Anna (1615)

La subida en romería a la ermita dejó de realizarse a principios del siglo XX. No se sabe el año exacto pero probablemente coincidiendo con el advenimiento en el país de la República, el derribo de los portales en el pueblo y el incendio de iglesias y ermitas, situación que abocaría a la Guerra Civil de 1936.También antes de la guerra el tejado se derrumbó y la ermita era utilizada como corral esporádico de los rebaños del pueblo cuando los sorprendía una repentina tormenta como la que se recuerda hace tiempo en que un rayo cayó en la ermita matando gran partes de los animales que estaban allí refugiados.Durante la segunda mitad del siglo XX (1990), con un millón de pesetas que la Generalitat concedió al Ayuntamiento de Catí, se acometió una restauración de la ermita dirigida por Arturo Zaragoza ya que ésta, antes mismo de la guerra Civil, había derribado parcialmente. Con este dinero se cubrió nuevamente la ermita y se puso la puerta que fabricó el catinense Luis Porcar.

Estat de l'interior de l'ermita en la actualita7 (1 de maig de 2007)

El culto a San Vicente se redujo a una misa celebrada el segundo lunes de pascua al pueblo en la Capilla de San Vicent, capilla que se construyó el 18 de julio de 1773 sobre el antiguo portal la Font Nova (tras la predicación de San Vicent). Con el derribo del portal 1922 para ensanchar el paso de vehículos por la carretera, la capilla fue trasladada, con el correpondiente permiso del obispado, encima de la fuente en la ubicación que continúa actualmente. No debería estar muy conforme el obispado cuando en 1797 (16 de septiembre) prohibió la celebración de misa en esta capilla por encontrarse situada en un lugar de mucho trasiego y ruido, prohibición que se ha tenido en cuenta hasta ahora excepto en el lunes de San Vicente. En honor al santo esta misa del segundo lunes de pascua se celebraba el sermón en valenciano cuando el resto de misas del año se utilizaba el castellano.

Actual Capilla y Font de Sant Vicent

El pasado día 7 de febrero de 2016 dos mujeres y actuales clavariesas (Vicentes de nombre) se plantearon la posibilidad de comprar una imagen de San Vicente Ferrer entre todas las personas del pueblo o en relación con Catí llamadas Vicente o Vicenta para ponerla en la ermita del pueblo.

Después de valorar el estado de la ermita y hacer una visita con los técnicos de la Dirección Territorial de Cultura se decidió de encalar las paredes de la ermita, poner un altar, según la normativa del Concillio Vaticano II cara a los fieles, y poder así recuperar la rogativa a la ermita de San Vicente el segundo fin de semana de pascua (es decir el posterior a la romería del lunes de pascua a L'Avellà y la anterior a la Fiesta de San Vicente Ferrer que se celebra en el santoral valenciano el segundo lunes de pascua).

Por iniciativa del ayuntamiento se convocó a una reunión a todas las personas llamadas Vicente o Vicenta empadronadas en Catí. En la reunión se decidió que comprar una imagen del santo, subirla en romería y dejarla en la ermita de forma permanente.

Se nombraron dos clavariesas (Vicenta Barreda, Vicentica Roca) y dos clavarios (Vicente Querol y Vicente Puig) para planificar la fiesta de forma coordinada con el ayuntamiento.

También se decidió sortear dos láminas con la ermita de San Vicent dibujadas por José Daniel Sanjuán y con los beneficios poder financiar parte de los gastos.

El día 2 de abril, a las 9:30 h, se congregaron un centenar de catinenses en la iglesia parroquial de Nª Sª de la Asunción para participar en un evento histórico subiendo la imagen del santo recién comprado a los hombros de los Vicentes / Vicentas. El santo se montó encima de la peaña de la Purísima con la intención de dejarlo en la ermita de forma permanente y recuperar el culto en esta ermita celebrando una misa. El párroco de Catí, Mosén Godefroid, León Konde bendijo la imagen y presidió la procesión de la rogativa.

El itinerario de la procesión fue un poco especial. La peaña llevada por los tres Vicente y una Vicenta más viejos del pueblo salió cantando el "O Vere Deus" desde la Plaza de la iglesia en la calle del Horno y de la calle Jesús pasando por el callejón de las escuelas a la calle Mayor deteniéndose a expresamente al lado de la piedra que se conserva sobre el la que se montó un cadafal en el que predicó San Vicente en 1410, frente a la casa en que pernoctó y debajo del cuadro que mandó pintar Mosén Celma el 1776 sustituido más adelante por un cuadro de azulejos.

Después de rezar un responso, desde aquí la procesión continuó por las dos plazas deteniéndose nuevamente ante la Capilla de San Vicent, encima de la fuente del mismo nombre.

A continuación la romería, enfiló la Calle de Sant Vicent y el camino empinado (de unos 2,5 km) que finaliza ya en la ermita donde entró la peaña a hombros de los cuatro clavarios mencionados anteriormente) a las 10: 36 h.

El alcalde de Catí, Pablo Roig Ferrando, dirigió unas palabras a todos los romeros dando las gracias a todos los que de una manera u otra habían contribuido en la recuperación de la fiesta y a todos los que habían participado en la rogativa.

Antes de la celebración de la misa el ayuntamiento y los clavarios invitaron a todos los presentes a un refrigerio.

A las 11:30 h el cura, hijo de Catí, Mosén Juan José Roca Cardona, sustituyendo al párroco de Catí por motivos parroquiales, celebró una emotiva misa al final de la cual se cantaron los gozos completos de San Vicent de la parroquia de Traiguera.

Finalizada la misa algunos de los participantes de la procesión volvieron directamente al pueblo, otros hicieron una ruta más larga, por Barrulles y la Costereta, otros por la Torreta, otros por La Bassa de les Ortigues y algunos se quedaron a comer delante de la ermita, retornando luego al pueblo.

Un día para recordar y escribir en letras de oro en la historia de nuestro pueblo.